Visitar Jordania es hacer un viaje en el tiempo que se remonta a los inicios de los asentamientos humanos. Esta tierra ha visto cómo sus fronteras se reconfiguraron numerosas veces. Tribus, pueblos, comerciantes, peregrinos, reyes y califas han aprovechado la fertilidad del Creciente Fértil, se han refugiado en las montañas rocosas del desierto y han visto sus dominios expandirse por el Valle del Jordán. Este viaje en el tiempo que comenzó en el Neolítico, ha llevado a Jordania a consolidarse como el estado moderno que es en la actualidad. Nabateos, griegos y romanos dominaron el periodo de más esplendor entre los años 333 a.C. y 333 d.C dejando los importantes patrimonios de Petra, Jerash y la Ciudadela de Ammán, los tres lugares jordanos más visitados hoy en día.
Para conocer un poco más de la historia de Jordania vamos a hacer un repaso por algunos de los periodos históricos que fueron moldeando el actual Reino Hachemita de Jordania.
Neolítico 10.000 – 4.000 a.C.
Los primeros asentamientos en el Creciente Fértil, tierras de Mesopotamia, Siria y Palestina datan de este periodo. La riqueza de sus tierras permitió pasar del modelo de cazador recolector a establecer asentamientos permanentes, surgiendo así los primeros pueblos del mundo. Así, comenzaron a criar animales para el consumo y domesticación, a cultivar la tierra y construir casas de madera y piedra. De este periodo se conservan ejemplos como son los asentamientos de Al Beidnha, en los alrededores de Petra, datado hacia el 7200 a.C. e incluido como sitio Patrimonio Mundial de la Humanidad, haciendo parte del complejo arqueológico de Petra; el asentamiento de Ain Ghazal, datado hacia el 8000 a.C. y ubicado en Ammán, del cual se conservan 32 esculturas que integran el conjunto de representaciones humanas de larga escala más antiguas que se conocen; y las pinturas de Teleilat Ghassul, datadas hacia el 5000 a.C. pinturas rupestres encontradas en una cueva al norte.
Edad de los Metales.4.000 a.C – siglo IV a.C
En esta época, pueblos nómadas y extranjeros como los egipcios, asirios, babilonios, persas, israelitas, nabateos, romanos, mamelucos y árabes musulmanes, entre otros, transitaban el territorio. Todos estos pueblos dejaron sus influencias culturales a través de las ciudades construidas y el comercio que desarrollaron en la región y que fue moldeando la posterior identidad jordana. La economía fue por trueque de productos hasta que entró en curso el cobre como material de cambio, después de haberse extendido su uso para fabricar herramientas y adornos.
Edad del Hierro de 1200 – 332 a.C.
En la Edad de Hierro, la mezcla de cobre y estaño que dio lugar al bronce permitió el desarrollo de herramientas, armas y la acumulación de artículos de lujo ricos en otros materiales importados como el azúcar y el sulfuro. Esto conllevó a querer aumentar la seguridad de los asentamientos y la construcción de murallas defensivas.
Es un periodo de desarrollo social, político y económico de la región que se dividía en tres reinos, el de Edom en el sur, Moab en el centro, el Valle de Wadi Mujib; y el de Amón, con capital en la actual Amán. Estos reinos tomaron el control de la ruta de comercio internacional, creando además una extensa red comercial en la región y dando lugar al Camino del Rey que ayudó a unificar ciudades-estado entre el 1200 y el 333 a.C. En el año 1200 a.C. colapsaron el reino egipcio, el reino hitita y el reino casita que controlaban la región del levante del país, lo que dio lugar a la consolidación de nuevas fuerzas políticas y a la llegada de nuevos grupos étnicos a la región. Se estableció el sistema político-étnico en sustitución de las ciudades-estado y se construyeron murallas y arquitectura defensiva, extendiéndose los asentamientos dentro y fuera de las fortalezas.
En el año 853 a.C. el rey asirio Salmanasar III conquistó el reino de Amón y posteriormente los otros dos reinos quedaron también bajo el dominio asirio. Después pasarían a estar dominados por los mesopotámicos bajo cuyo mando prosperó la industria metalúrgica, con importantes centros de producción de hierro en el norte del reino de Amón y en el sur de Edom. Aún se conservan en la Reserva de la Biosfera de Dana forjas de las antiguas minas de cobre. El declive de los tres reinos se relaciona con la importancia que adquirió la Ruta de la Seda que ubicó a Persia como la potencia de la región. Jordania quedó bajo el dominio persa desde el año 539 a.C hasta el 332 a.C. cuando Alejandro Magno se hizo con el control de las capitales de los antiguos reinos.
Hacia el año 312 a.C. los nabateos, pueblo de Arabia del Norte, comenzaron a ocupar los territorios del oeste de la península arábiga, el reino de Edom al sur del mar Muerto y el desierto del Néguev llegando posteriormente a refugiarse en Petra, oculta entre cañones de roca, que se posicionó como una importante parada de las caravanas comerciales que transitaban rutas comerciales hacia Asia como la Ruta del Incienso. El imperio nabateo se expandió hasta el año 30 a.C. llegando a tener su capital, llamada Raqmu en lengua nabatea, unos 30,000 habitantes.
La fundación de la ciudad de Jerash se sitúa en torno al 175 a.C bajo el reinado de Antíoco IV Epífanes, rey helenístico. La ciudad se desarrolló prósperamente gracias a los recursos naturales de la zona y a su ubicación como nexo de unión del comercio y las comunicaciones entre las rutas comerciales, Damasco y Petra.
Período romano 63 a.C – siglo IV d.C
En el año 63 a.C. el general romano Pompeyo conquistó el noroeste del reino nabateo, pasando a formar parte de la Provincia Romana de Siria a la que se anexionó también la ciudad de Jerash. Poco después se fundó la Liga de la Decápolis, diez ciudades ubicadas en su mayoría en el noroeste de Jordania, la actual Siria y el noroeste de Palestina. Estas ciudades semi independientes tenían su propio manejo de la economía y la política, pero constituían un territorio unificado ya que compartían idioma, cultura y estatus político respecto al Imperio. Tuvieron además un importante papel político y comercial en la región debido a su ubicación privilegiada.
En el año 106 d.C, el emperador Trajano ocupó el reino nabateo y estableció allí la Provincia de Arabia, incorporando entonces Jerash como centro financiero y nombrando a Busra la capital de la provincia. Durante el mandato de Trajano y su sucesor Adriano, Jordania prosperó notablemente en cuanto a lo económico, la infraestructura con el desarrollo de numerosas obras públicas, y la cultura, considerándose este periodo la “Edad de Oro” de la Arabia Romana.
Imperio Bizantino y llegada del cristianismo
El periodo bizantino en Jordania se dió entre 324 y 636 d.C. y terminó con la batalla de Yarmuk entre el ejército bizantino y el del califato ortodoxo. Durante este periodo el país tuvo una gran expansión con el fortalecimiento de rutas comerciales, una economía basada en la producción agrícola y la fabricación de cerámicas y metales. El puerto de la actual Áqaba creció con la importación y exportación de materias primas como el petróleo, además de los metales y los productos agrícolas, lo que impulsó el comercio marítimo de la región. En este periodo se consolidó además el cristianismo y algunos lugares del país pasaron a formar parte de las rutas de peregrinación hacia Tierra Santa. Esto, por ejemplo, impulsó la ciudad de Jerash que llegó a tener 15 iglesias y siguió ampliando las construcciones de algunos de los monumentos que hoy quedan en pie como los Baños de Flaco datados del 454 d.C.
Edad Media
En la Edad Media se da el surgimiento del Islam y la conquista árabe de toda la región. Las primeras conquistas musulmanas comenzaron en el año 629 d.C. y una década después toda la región quedó bajo su dominio, primero de los omeyas y después de los abasíes. La dinastía omeya deja un importante legado arquitectónico por todo el país, como los restos de la Ruta de los Castillos, que serían escenario de las cruzadas contra el cristianismo, y numerosos vestigios en la Ciudadela de Ammán, como el palacio y la mezquita. Consecuencias importantes de la llegada al poder del islam de esta dinastía.
Comenzaron aquí las guerras santas y los cruzados europeos del Reino de Jerusalén, espoleados por la ‘guerra santa’ decretada por el papa Urbano II tomaron el control de algunos territorios. Se construyeron varios castillos de los que aún quedan restos, como el de Karak. También en esta época se restituyó y consolidó el dominio árabe por parte de los ayubíes de Saladino, primero y los mamelucos egipcios después. El imperio otomano venció al imperio de los safávidas y tomó el control del país, llamado entonces Transjordania desde 1517 hasta la Primera Guerra Mundial.
Edad Moderna
En la Edad Moderna, destaca la toma de control de Oriente Medio por parte de la Rebelión Árabe impulsada por Gran Bretaña. Tras la Primera Guerra Mundial, Francia y Reino Unido se dividieron la región de Oriente Próximo quedando el país bajo el mandato del protectorado británico hasta abril de 1925. Se delimitó Transjordania al este del río Jordán, que en buena medida es el territorio de la actual Jordania, y al otro lado del río quedó Palestina, que abarcaba lo que hoy es la Palestina ocupada y Cisjordania.
Otro momento clave en la historia de Jordania fue su proclamación como estado independiente tras la Segunda Guerra Mundial, en forma de monarquía. Este periodo está marcado por la creación del estado de Israel al otro lado del río Jordán y los conflictos regionales, desencadenando masivos movimientos de refugiados hacia territorio jordano.
En 1946 Jordania se convierte en estado soberano e independiente de Gran Bretaña bajo el reinado de Abdalá I quien tomó el título de Rey de Jordania y Palestina. Dos años después se desencadenó la guerra entre las fuerzas árabes e israelíes por la creación del estado de Israel por la que Jordania perdió Cisjordania y Jerusalén. En 1950, tras anexionar porciones de Palestina, el territorio fue renombrado como Reino Hachemita de Jordania, designación que conserva hasta el día de hoy.
Tras estas tensiones, se firma en 1994 la firma del tratado de paz con Israel para asegurar la cooperación entre los dos países. Desde entonces, Jordania ha tratado de tener un papel mediador entre Israel y los países árabes de la región, así como entre éstos y Estados Unidos y Occidente. En la actualidad el rey Abdalá II es el jefe de estado de una monarquía constitucional. El país es miembro fundador de la Liga Árabe y de la Organización para la Cooperación Islámica.
Con una población actual de más de 11.348.000 personas, el turismo es una de las principales actividades económicas del país. Está orientado a la difusión del conocimiento sobre la historia antigua y a la conservación de los restos arqueológicos de los diferentes periodos. Aún en la actualidad siguen activas excavaciones en la Ciudadela de Ammán, Petra y Jerash pues la porción de restos rescatada a partir de las primeras investigaciones iniciadas a principios del siglo XX sigue siendo pequeña en relación con la majestuosidad y esplendor del que gozó el país en su época dorada.